miércoles, 26 de enero de 2011

Historia del cuento infantil

"Origen y Evolución del cuento infantil "
Romina Rossini y Dolores Calvo
Los primeros cuentos de que se tenga noticia tuvieron origen hace más de cuatro mil años. Fueron escritos en lenguas de asirios y babilonios.
A comienzos del Renacimiento, encontramos escritores que, rescatando la cuentística de la tradición oral- tanto local como del Medio oriente- deleitaron a sus contemporáneos e hicieron pensar, en algunos casos, que pudieron ser fuente de inspiración para Charles Perreault, y en Alemania, los hermanos Grimm.
Entre estas historias de tradición oral están:
• “Cinderella” o “La Cenicienta”
• “Piel de Asno”
• “El gato con botas”
• “El pájaro encantado” y otras.
En su libro Escritos para niños, John Rowe Townsend reconoce dos orígenes a la prehistoria de la literatura infantil:
A) El material dedicado específicamente a los chicos, pero que no eran cuentos.
B) Los cuentos, que no habían sido pensados específicamente para esa edad.
En el siglo siguiente se publicaron historias procedentes del continente ya que la cultura venía de allí, con bríos reforzados. Las mismas fueron atacadas por un crecido número de puritanos que las consideraban heréticas y corruptoras. Indudablemente, eran conscientes de que esas narraciones fantásticas e imaginativas o a veces licenciosas, llegaban de un modo o de otro a mano de los chicos. Y el resultado fue que las mismas historias circularon en ediciones baratas y clandestinas por todo ese ambiente y podían adquirirse por poco dinero de buhoneros y vendedores ambulantes.
El pensador y pedagogo checo Jan Amos Komensky, crea entre 1650 y 1654 su Orbis, Sensualim Pictus Quedrilinguis y lo publica en Alemania en 1658. Leibniz, Goehte entre otros lo recuerdan como “el libro de su infancia”.
Esta edición de El mundo en imágenes era, a la vez que una especie de enciclopedia ilustrada para niños, un manual de latín, presentaba a los chicos conocimientos someros de las cosas del mundo que los rodeaba y de las actividades de los seres humanos.
A partir de entonces y durante los dos siglos siguientes, la literatura destinada a los pequeños fue fundamentalmente la de los cuentos morales.
En 1668 se publican las Fábulas de La Fontaine. El escritor está convencido de que la fábula es el género adecuado para que los niños aprendan a distinguir entre el bien y el mal. Lo esencial es instruir deleitando y por ello dedica y envía su libro al hijo mayor de Luis XIV diciéndoles, entre otros conceptos:
“...Es un entretenimiento que conviene a vuestros primeros años. Estáis en una edad en que la diversión y los juegos se permiten a los príncipes; pero al mismo tiempo debéis dedicaros a reflexiones serias. Todo lo cual se halla en las fábulas que hemos de agradecer a Esopo.
La apariencia es pueril, lo confieso, pero estas puerilidades encubren, muchas veces, verdades muy importantes.”
La Fontaine reconocía dos maestros: la naturaleza y la antigüedad. Sus fábulas presentan tanto comedia humana como un retrato de la vida contemporánea, disfrazado en el mundo animal de la campiña francesa, a través de una serie de escenas dramáticas donde se cruzan tragedia, comedia, realismo, lirismo, elegía y anécdota. Con ironía pero sin sensibilidades, hay en sus fábulas observaciones agudas, traducidas con lirismo y vocabulario rico y lleno de términos regionales.
En una época en que la lectura y la escritura comienzan a ser instrumentos de aplicación real y de usos más difundidos- por no hablar de un empleo todavía generalizado- empieza a publicarse material para ese público que antes pocos tomaban en consideración: el público infantil.

En 1697, con la temática de los relatos de tradición oral, Charles Perrault (1) publica en Francia Los cuentos de mi madre la Oca, dirigiéndose...” al mismo público que recibió jubilosamente las obras a medida que les fueron ofrecidas por separado”. El autor escribe un prefacio a la primera edición de sus cuentos:
“... Es cierto que algunas personas que gustan aparentar gravedad, los miraron con desprecio; sin embargo tuvimos la satisfacción de observar que las personas de buen gusto los juzgaron de manera distinta.
Se complacieron en observar que tales bagatelas no eran simples fruslerías, antes bien, entrañaban una moral útil y que la divertida narración que le servía de envoltura fue escogida tan sólo para hacerlas penetrar en el ánimo del lector de manera más agradable...”
Perrault diferencia los mitos de los cuentos de hadas. Los primeros representan el sentido trágico de la vida; en ellos las tensiones se mantienen vigentes y sus héroes siempre terminan siendo sacrificados. Sus pecados no
logran jamás la redención, y el castigo que reciben de los dioses es horrendo y eterno.
El sentido dramático de los cuentos de hadas busca un cambio, en sus finales, una conciliación para el conflicto. Su intención moralizadora hace que los buenos triunfen y que sus esfuerzos sean premiados por una vida feliz...”Y vivieron felices...” Además. Aun las situaciones que incluyen imágenes atemorizantes, obedecen a cánones literarios que los chicos alcanzan a intuir como tales, a partir del extrañamiento temporal o corporal “ Había una vez...”; “En un país muy lejano...” Y son esas palabras las que le permiten inferir, analizar y estructurar sus sistemas de valoración y sus códigos éticos.
El libro de Perrault es pequeño contiene tan sólo once cuentos:
• “Griselides”
• “Los deseos ridículos”
• “Piel de Asno”
• “La bella durmiente del bosque”
• “Las hadas”
• “Cenicienta”
• “Caperucita roja”
• “Barba azul”
• “El gato con botas”
• “Pulgarcito” y
• “Riquete el del copete”
Los cuentos como “La bella durmiente” y la “Cenicienta”, podrían encuadrarse en la categoría de cuentos maravillosos, basándonos en la siguiente definición de Roger Ciallois: “El mundo de las hadas es un universo maravilloso que se añade al mundo real sin atentar contra él ni destruir su coherencia... Allí lo sobrenatural no es espantoso, incluso no es sorprendente....está naturalmente poblado de dragones, de unicornios y de hadas, los milagros y las metamorfosis allí son continuos; la varita mágica de uso corriente”
En ambos cuentos existe la presencia de hadas, y se dan diversas metamorfosis en los personajes ( en “La Cenicienta” los animales son transformados por el hada madrina en carroza, conductor, etc.) En “La bella durmiente” aparecen dragones, castillos embrujados, hechizos, brujos, etc.
Con las ilustraciones de Gustavo Diré, uno de los más grandes grabadores en la historia del arte, estos cuentos alcanzaron una magnífica calidad de edición y una difusión tal que, a trescientos años de su primera publicación, aún hoy tienen vigencia.

Sarah Trimer publicó en el “Guardian of education” la siguiente crítica a”Cenicienta”:
“Cenicienta pinta algunas de las peores pasiones que pueden entrar en el alma humana y de las cuales los niños pequeños deberían ser, en lo posible, totalmente ignorantes: la envidia, los celos, el disgusto por la suegra, las medio hermanas, la vanidad, el amor por la ropa, etc...”

Los hermanos Grimm, Jacob- el mayor (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859)- fueron los más unidos del grupo de serie hermanos y su interés por la literatura y las letras los mantuvo ligados toda su vida.
Ambos habían nacido sobre el Cassel, sobre el Fulda, estudiaron leyes, y ambos murieron en Berlín. Consagraron su inteligencia y su constancia a la ciencia del folklore de su país.
En 1812 publicaron su primer libro de relatos populares y en el prólogo de la obra se comprometen a ser fieles y veraces, omitiendo en sus narraciones elementos de su propia imaginación o adornos puramente literarios.
Sólo una pequeña parte de los volúmenes con 210 títulos que publicaron fue traducida al español. Dedicados a la filología, su intención no era la de escribir relatos para niños; sin embargo, al tratarse de historias de tradición oral de antigua data, sus contenidos, con gracia y colorido, fueron aceptados por el pueblo sin distinción de edad, porque formaban parte intrínseca de la sabiduría popular. Por otra parte habían sido recogidos de todos los rincones del país respetando usos, costumbres, creencias y localismos.
Es interesante señalar que en los cuentos de los Grimm hay duendes, gigantes, príncipes, madrastras, mujeres savias...pero no hay hadas ni varitas mágicas. Sus enseñanzas apuntan más a demostrar lo que se logra con la astucia, el ingenio, la sagacidad o la perseverancia. A través de ellos el lector no acompaña a un héroe en sus peripecias en la búsqueda del “objeto mágico”. Más bien es testigo de los recursos de que se vale cada protagonista para salir airosos cada vez que su vida está en peligro o que el destino lo pone a prueba.
Se trata en su mayoría de los mismos protagonistas de cuentos similares de otras latitudes, sólo que los Grimm, por sus investigaciones lingüísticas y por su amor hacia el idioma alemán, exaltaron el alma viva de sus leyendas o el ingenio de sus “casos “ o “sucesos”, circunscribiéndolos histórica y geográficamente a las fronteras de Alemania.
Podríamos incluir a los cuentos de los hermanos Grimm, dentro de los cuentos folklóricos, ya que se trataban de historias antiguas de la tradición oral de su país. El término “folklore” significa “saber del pueblo”. Integran el folklore aquellas manifestaciones que, surgidas en el seno del pueblo y en una región determinada, se han transmitido a través de las generaciones, preservadas por la tradición.

Entre otros cuentos de estos autores están:
“Blanca nieves”
“ Hansel y Gretel”
“ Las doce princesas”.
En el primer caso no aparecen las hadas o las varitas mágicas, lo cual coincidiría con las características de estos cuentos nombradas anteriormente. Existen enanos, brujas, hechizos y la madrastra.
En el segundo, aparece la madrastra, que quiere deshacerse de los niños, tampoco existe la presencia de hadas o varitas mágicas.
En el tercer caso, aparecen príncipes y princesas, una mujer sabia, sin embargo no existen hadas.

El origen de Hans Christian Andersen (1805-1875) fue sumamente humilde. A la muerte de su padre su madre intentó orientarlo en el oficio de sastre. Sin embargo su interés estaba en el teatro.
Fue prácticamente analfabeto hasta los catorce años. En esa época se instaló en Copenhague y trató de incorporarse al Conservatorios Nacional, con la ayuda de su director. Sus conocimientos no fueron suficientes pero logró en cambio una beca para finalizar sus estudios elementales. La falta de credibilidad que demostraban sus cuentos de debía a una ausencia absoluta de datos ciertos de historia, geografía y de todo en cuanto se relacionara con ellas. No obstante pudo transmitir con imaginación y magia, en cada relato aspectos del amplio espectro de los sentimientos humanos.
Con Andersen aparece por primera vez el desenlace triste. Los niños no lloran en los cuentos de Perrault o de Grimm porque los cuentos tradicionales son abstractos e irreales. Pase lo que pase en ellos, a uno no puede ocurrirle nada. Tiene como anatema las indicaciones extrapolares de tiempo y espacio, antes mencionadas. Andersen no busca atenuantes para sus finales tristes. Sus arquetipos, como los de los cuentos de hadas, sirven quizás para introducir a los chicos en la ficción de lo literario.
Los cuentos de Andersen podrían caracterizarse como fantásticos según la definición de Emilio Carilla: “Al mundo fantástico pertenece lo que escapa o no está en los límites de la explicación científica y realista; lo que está fuera del mundo circundante y demostrable.”
Mientras en el mundo de las hadas la magia y el encantamiento se aceptan como hechos cotidianos y naturales, lo fantástico irrumpe como lo inexplicable, lo misteriosos y lo insólito.
Se produce entonces una duda: o lo fantástico es una ilusión de los sentidos o bien es parte de una realidad regida por leyes desconocidas. Por lo tanto “ lo fantástico es la vacilación experimentada por un ser que no conoce más que las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural”. (Todorov)
Los relatos fantásticos presentan diversas características:
• La metamorfosis: cambio de un ser a otro, con un carácter cruel.
• El retorno del más allá: centrado en los aparecidos o fantasmas.
• El doble: temas con seres desdoblados o vidas paralelas, sustentan la idea de personalidad doble.
• Lo visible e invisible: ligados al tema del más allá, juegan con la posibilidad de ver lo que no es visible, como el alma u ocultar lo visible, como el cuerpo.
• El tiempo: contraído o dilatado, se vuelve circular, es eterno, sufre interrupciones, posibilita viajes al pasado o al futuro.
• El espacio: lugares que desaparecen, cambios en los tamaños, espacio infinito, discontinuo.
Según esta definición y caracterización del cuento fantástico, podemos incluir en esta categoría cuentos como, “El patito feo”, “La sirenita”, entro otros.
“El patito feo”, presenta una metamorfosis, de pato a cisne. “La sirenita” en cambio no presenta un feliz desenlace, porque el personaje de la sirenita queda convertida en espuma y no puede realizar se sueño de transformarse en humana y vivir con el hombre amado. Aparece además la metamorfosis del personaje, de sirena a humano.

Alicia en el País de las Maravillas y A través del espejo, de Lewis Carrol (1832-1898).
El mundo absurdo de la poesía infantil inglesa de los Limericks y de los ‘ nursery rhymes’- aparecidos hacia fines del siglo XVIII, y que hicieron las delicias de los angloparlantes de cualquier edad- se reflejaba en las cartas que, a menudo, recibía de su padre, Charles Dogson, verdadero nombre de Lewis Carrol.
El nonsense, ese mundo al revés con imágenes disparatadas y frases más disparatadas aún, de la Inglaterra victoriana, aparece en sus historias como natural consecuencia.
Etimológicamente, el término absurdo proviene del latín y significa dicho contrario a la razón.En literatura adopta dos modalidades: una vinculada con el juego verbal disparatado y jocoso, y otra más metafórica.
La primera se entronca con el folklore. La memoria popular, como diversión, ha conservado formas rimadas de carácter lúdico en las que el ingenio aproxima, las similitudes o los contrastes fónicos o semánticos o ambos a la vez.
La otra modalidad dentro del absurdo consistente en la representación metafórica del caos. Alicia, el personaje de Lewis Carroll, cambia dimensiones, juega croquet con la Reina de Corazones, es citada como testigo en el proceso de la sota y hasta sufre el acoso de las barajas.Pese a sus características contrarias a la razón, los textos absurdos se atienen a leyes de organización, leyes que rigen el caos.



Carlo Collodi (1826-1890) Pinocho
En 1881 comenzaron a publicarse estas aventuras en el Giornale per i Bambini, en Italia. La curiosa génesis de las aventuras del muñeco de madera es un ejemplo claro de colaboración entre un autor y sus lectores. La ‘bambinata ‘ de Collodi terminaba en el momento en que los asesinos ahorcaban a Pinocho. Los niños protestaron ante semejante final de la aventura lo que provocó su modificación.

Con la Alicia de Lewis Carrol, Pinocho tiene en común la capacidad de desplegar en los momentos más embarazosos, sus perfectos ‘buenos modales’. Así, cuando el guardián se niega a dejarlo salir de la cárcel aduciendo que la amnistía comprende sólo a los “malandrines”, él responde muy educadamente: “Le pido me perdone, pero yo también soy un malandrín”
Hay estudios importantes hechos sobre el riquísimo simbolismo y el singular carácter de la naturaleza humana que presenta la historia:
1. Geppeto, el carpintero- demiurgo (dios creador en las filosofías platónicas) es un artista. Construye marionetas perfectas pero con hilos visibles. Para ser artífice completo le falta sólo el atributo de otorgar la vida humana y puede adivinarse empero que si no la da, lo desea profundamente.
2. El Hada, proviene del cielo y brinda el don de la vida, es la imagen de la madre protectora.
3. Pepito grillo, es la conciencia de Pinocho: es el alma humana provista de libertad, ejercita su libre albedrío con responsabilidad
4. Pinocho, el niño marioneta, es seducido por su misma sombra y se quiere no esencialmente marioneta cósmica sino juguete autártico. De ese modo, da tristemente el espectáculo de ser sombra y no, marioneta “digna de Dios”. En el momento que se siente juguete de vanidad que pende del vacío, le basta con volver su mirada hacia su interior. La sabiduría no lo ha abandonado.

Muchos años después Bruno Bettelheim expresaría en su libro, The uses of enchantement, traducido como Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas , que el uso de los antiguos cuentos tradicionales , como recurso en tratamientos de chicos autistas, o con otras perturbaciones psicológicas, demostraba que, no sólo no se asustaban de los hechos sangrientos sino que los aceptaban con clara conciencia de que el “ Había una vez” o “En un país muy lejano” eran la llave para ingresar en un mundo de fantasía en el que si los protagonistas lograban salvarse , ellos también podrían salir airosos de los problemas acuciantes que los atormentaban en ese momento, identificados con aquellos héroes y heroínas.

CUENTOS INFANTILES ( notas principales).
Origen y evolución. Clasificación y caracterización:
* Los primeros cuentos de que se tenga noticia tuvieron origen hace más de cuatro mil años. (Página 1)
* Se reconocen dos orígenes a la prehistoria de la literatura infantil:
C) El material dedicado específicamente a los chicos, pero que no eran cuentos.
D) Los cuentos, que no habían sido pensados específicamente para esa edad.
(Página 1)
1650 y 1654
* El pensador y pedagogo checo Jan Amos Komensky, crea entre un libro que, Goehte entre otros lo recuerdan como “el libro de su infancia”. (página 1)
1668
* Se publican las Fábulas de La Fontaine (página 2)
1697
* Con la temática de los relatos de tradición oral, Charles Perrault publica en Francia Los cuentos de mi madre la Oca (página 2).
* Los cuentos como “La bella durmiente” y la “Cenicienta”, podrían encuadrarse en la categoría de cuentos maravillosos. (Página 3)
1812
* Los hermanos Grimm., Jacob y Wilhelm publicaron su primer libro de relatos populares. Consagraron su inteligencia y su constancia a la ciencia del folklore de su país. (Página 4/5)
* Podríamos incluir a los cuentos de los hermanos Grimm, dentro de los cuentos folklóricos, ya que se trataban de historias antiguas de la tradición oral de su país su país. (Página 5)
(1805-1875)
* Con Andersen aparece por primera vez el desenlace triste (página 6)
* Los cuentos de Andersen podrían caracterizarse como fantásticos(página 6)
(1832-1898)., Lewis Carrol
* El nonsense, ese mundo al revés con imágenes disparatadas y frases más disparatadas aún, de la Inglaterra victoriana, aparece en sus historias como natural consecuencia. (Página 7)
* Ubicamos sus cuentos dentro del absurdo: el término absurdo proviene del latín y significa dicho contrario a la razón. En literatura adopta dos modalidades: La primera se entronca con el folklore. La segunda, consistente en la representación metafórica del caos. (Página 7)
(1826-1890)
* Carlo Collodi , En 1881 comenzaron a publicarse las aventuras de Pinocho en el Giornale per i Bambini, en Italia(página 9).
* Uso de simbolismo. (Página 10)

La clasificación de cuentos infantiles comprende ademas del. Flokolrico, fantástico, maravilloso y absurdo. Las categorías de: policial, ciencia ficción.
Policial:
- Los cuentos policiales definidos por Van Dine, son “una especie de juego de la inteligencia en el que el autor debe medirse lealmente con el lector, cuyo objetivo final es aclarar un misterio.
Parte de una situación misteriosa, para pasar inmediatamente a la investigación, ésta se basa en el análisis de indicios y la eliminación paulatina de sospechas para llegar, en medio de una atmósfera de suspenso, a un desenlace imprevisto
Ciencia Ficción:
- La ciencia-ficción, surgida de los descubrimientos y de los progresos técnicos, se sustenta por un lado en la física nuclear, la química y la cibernética; por otro, en una hipótesis deductiva planteada literariamente. Establece un equilibrio entre la verdad científica y la ilusión.

Características del cuento infantil según las diferentes edades.
Características del lector infantil según las diferentes etapas
A los dos años ,les atrae los libros “para mirar”, que pueda escuchar con placer por su ritmo y sonoridad.
El lector descifra colores, formas y también tamaño y volumen. Le llama la atención los libros grandes, con ilustraciones amplias, de pocos trazados y con formas realistas que puede identificar con el entorno. Vive muchas sensaciones corporalmente, a través del dibujo que ve, o de las palabras que escucha.

A los tres años aproximadamente, el libro le propone historias o poemas breves que pueden repetirse.
Al lector le interesa escuchar las historias e identificarlas con los dibujos, y eventualmente, repetirlas de memoria como si la estuvieran leyendo.
Los libros dedicados a niños de cinco años aproximadamente, se caracterizan porque conservan sus relatos unidad en el tiempo y lugar y personajes simples con roles muy bien definidos. También las ilustraciones deben ser claras, aunque pueden tener más detalles que las de etapas anteriores, y ser de menor tamaño.
El lector suele reconocer la escritura de algunas palabras y disfruta descifrándolas, memoriza textos que le gustan, y quiere escuchar el relato una y otra vez. Aprecia mucho los libros de láminas de textos simples con los que puede ir familiarizándose como así también con ilustraciones ricas en imágenes.
Para los lectores de siete años aproximadamente, los libros tienen que tener una buena historia que esté acompañada por ilustraciones.
Todavía en esta etapa, la narración debe cuidar la unidad de línea argumental, con secuencias bien definidas, evitando los niveles superpuestos. El lector es inquieto, impaciente, imaginativo, puede armar en su mente escenas de gran fantasía, siempre que pueda contar con los elementos necesarios. Lo perturban las contradicciones entre el texto y las ilustraciones o los cabos sueltos en una historia.
Se identifica con los personajes, tiene un enorme sentido de la justicia y necesita gratificación cuando aparecen elementos dolorosos.
Los libros para niños a partir de 9 años no necesitan tanto de las ilustraciones para interesarlos aunque pueden ser parte de mensajes a decodificar. Inclusive el texto combinado con la gráfica tipo historietas es muy popular en esta edad.
Los cuentos o novelas con capítulos cortos son propicios para esta etapa.
Importan mucho los personajes en los que proyectan sus afectos y con los que fabrican ídolos. En esta etapa se dan contrastes muy grandes ente los niños: gran capacidad de lectura o mucha dificultad para aceptarla, debido a que es la más vulnerable a las influencias del medio.
A partir de los once años los libros presentan como características, tener gran equilibrio en su texto, economía en las palabras y un buen ritmo. L extensión puede variar.
Hay campo para una corta novela en capítulos con una o dos líneas arguméntales, humor salpicado y contextos interesantes como ciencia -ficción, historia, ecología dentro del marco de la aventura. Les atrae el terror, humor, suspenso y también la realidad, inclusive la dolorosa.
El lector aprecia el dramatismo y no tolera sensiblerías, ni una historia rosada en la que se elude la realidad. Es romántico, impaciente, no acepta palabras de más.
Aprecia la buena ilustración, es capaz de disfrutar estéticamente un libro, y de quererlo. Puede llegar a tener escritores e ilustradores favoritos. Es amigo de lo terrorífico y de lo monstruoso pero con una intuición estética.
Es buen crítico y rechaza las historias sin sostén lógico. Puede divertirse con un disparate y con la sátira ya que está empezando a criticar el mundo que lo rodea.
Cuento narrado y cuento leído
El cuento transmitido mediante la palabra oral le llega al niño bajo dos formas: contado o leído por otra persona. Aunque contarle un cuento a un niño no es lo mismo que leérselo, pensamos que el buen lector buscara aproximarse lo más posible al narrador y echará mano de sus recursos, hasta tal punto que las diferencias entre ambas formas de transformación se reducirán al mínimo.
El cuento narrado y el cuento leído poseen un elemento común para lanzar al niño hacia el mundo de la imaginación: la palabra.
El cuento en imágenes tiene además la imagen gráfica, lo cual no siempre resulta favorable para la imaginación del niño. En ocasiones la imagen encauza y limita la fantasía. La imagen, como es sabido, aporta mayor cantidad de información, y en esto puede ser excelente auxiliar de la palabra.

Palabra sin imagen
Es común en los libros destinados a los niños que ya saben leer. Este enfoque está respaldado por una corriente pedagógica que sostiene que la presencia de ilustraciones constituye un elemento inhibidor de la creatividad.
En el plano oral es el recurso típico de la narración.

Imagen sin palabra
Los libros de imagen constituyen una interesante experiencia de “lectura” para el niño que aún no sabe leer. Síntesis armónica de dibujo y color, provocan el asombro y la alegría, favorecen el vuelo imaginativo y alientan al potencial lector para que cree y vivencie situaciones de diversa índole.
Palabra e imagen
Los libros en que texto e imagen se encaran como mutuo complemento tienden a la comprensión de uno y otro mensaje. El niño no lector disfruta con lo sugerido por la ilustración y con el texto que le llega a través de la lectura del adulto. De ahí la importancia de ese adulto lector.

El Ilustrador
El ilustrador de libros infantiles no puede crear al margen del niño, de sus intereses, de la literatura que le es propia. Desconocimiento observable en algunas realizaciones muy realistas o abstractas.
El color desempeña un papel fundamental, lo mismo puede decirse de las figuras de animales y mucho más si están encaradas con cierta dosis de humanización.
Los cuentos de los respectivos autores que hemos nombrado, son en su mayoría textos con palabras e imágenes o ilustraciones. Y han dado lugar a numerosas películas para niños, de las cuales los adultos han sabido también disfrutar.
Cuento clásico y cuento actual
A la luz de estos principios, la literatura infantil cobra nuevos matices.
Su aceptación nos permite establecer comparaciones entre el cuento clásico y el cuento actual, dejando a un lado los riesgos en que han caído interpretaciones partidistas.
He aquí algunos puntos:
1. En cuanto al origen: El cuento clásico o tradicional no fue creado para niños. Es de raíces populares y sólo su esquematismo, su didactismo patente, su ingenuidad y primitivismo y, en algunas ocasiones, las adaptaciones más o menos afortunadas, han hecho que con el tiempo se haya destinado preferentemente al niño, llegando a constituirse en arquetipo del cuento para niños.
El cuento actual, por lo contrario, nace predestinado para el niño. Mientras el
primero ha sido sometido a un largo proceso colectivo de decantación y selección
que ha resistido el paso del tiempo, el segundo es fruto directo de un autor
determinado y concreto, a veces con su finalidad también concreta y determinada.
2. En cuanto a la forma: El cuento clásico ha tenido en la transmisión oral su vehículo y pervivencia hasta su fijación posterior en letra impresa. Naturalmente esta circunstancia le proporciona fórmulas y estructuras típicas de la narración oral-triple repetición de los hechos o personajes, estilo directo y lineal, imágenes literarias vivas- que difieren notablemente de los recursos literarios empleados por el cuento actual nacido para la transmisión preferentemente escrita o audiovisual. La transmisión oral significa aproximación y contacto entre el emisor y el receptor. La escrita y la audiovisual suponen la interposición de mayor distancia e impersonalidad.

3. En cuanto a la intención: El cuento tradicional refleja un didactismo elemental, universal, valedero en el tiempo y en el espacio, razones que han contribuido a su pervivencia y extensión. A veces con ligeras variantes el mismo cuento aparece en distintos países de Europa e incluso en otros continentes con tendencia a informar una cultura común por encima de particularismos y tradiciones locales. El cuento actual suele perseguir objetivos más concretos, de ámbitos más reducidos y a veces dentro de ideologías no compartidas por todos. Razones por las cuales su vigencia, en el tiempo y en el espacio, está más amenazada que la del tradicional
4. En cuanto a los signos y símbolos: El cuento tradicional debe apoyar su actualidad en la interpretación simbólica de sus elementos componentes. No hacerlo así ha supuesto el rechazo de quienes en ocasiones ven en él el reflejo de épocas pasadas cuyos esquemas sociales o mentales se quieren prolongar injustificadamente. Pero hay que reconocer que precisamente la incapacidad para pareja interpretación simbólica acarreará a la larga el descrédito de algunos cuentos actuales y precipitará su caducidad. Y cuanto más concretos sean sus signos y sus contenidos, más rápidamente envejecerán.

5. En cuanto al contenido: Los cuentos tradicionales, al ofrecer escenas de la vida de otras épocas, provocan en gran medida y de forma natural el distanciamiento, tan buscado por Brecht en sus creaciones dramáticas. La interpretación de la parábola y los juegos de la fantasía encuentran en ellos amplio campo, sin duda no siempre aprovechando en toda extensión. El cuento actual, por el contrario, persigue la identificación de personajes y circunstancias mucho más próximos al mundo del niño de hoy, con intención más inmediatamente realista y concienciadora, y en consecuencia, elimina lo maravilloso que tanto pesa en el cuento de hadas.
Los Cuentos de Perrault con el periódico
Gracias a una iniciativa conjunta del diario Página/12 de Buenos Aires y la editorial Gramón-Colihue, las versiones originales de Los Cuentos de Perrault, traducidos por la escritora Graciela Montes, acompañan a las ediciones de los sábados del periódico porteño.
La emisión de esta serie comenzó el sábado 23 de octubre con la entrega de La Bella Durmiente del Bosque, para continuar durante siete semanas más con Barba Azul (cuya portada reproducimos), Piel de Asno, El Gato con botas, Riquete el del Copete, Cenicienta, Pulgarcito y Caperucita Roja.
Graciela Montes explica que el objetivo de este proyecto "es volver a poner en circulación y en manos de todos lo que es nuestra herencia cultural y literaria, que ha quedado con el tiempo reducida a unos pocos, es decir, a quienes pueden comprar libros en las librerías".
Citamos algunos fragmentos del reportaje efectuado a Graciela Montes con motivo de este lanzamiento:
—¿ Cuál es, en su opinión, el mayor mérito del trabajo de Perrault?
— Quizás el mayor mérito fue apropiarse de un material popular, con un alto nivel literario, porque él era un literato, e instalarlo en el territorio más culto. Además logró que, de la misma manera, los pueblos del mundo se apropiasen de esos cuentos.
—¿ Estas ficciones estaban originalmente dirigidas a un público infantil?
— Salvo el de "Caperucita roja", que es un típico cuento infantil de advertencia, los demás no estaban necesariamente dirigidos a los chicos: eran cuentos populares, a secas. No perdamos de vista que, en la Edad Media, las etapas de la vida, es decir la niñez, la juventud y la adultez no estaban tan claramente delimitadas como hoy: recién en el siglo XVIII se empezó a hablar de la infancia. Alrededor de los juglares, estos personajes que narraban historias en los espacios públicos, se junta a grandes y chicos, mujeres y hombres, enfermos, ancianos. Lo que ocurre es que por la economía de lenguaje característica de los cuentos populares, estas historias llegaban muy fácilmente a los chicos.
—¿ Cuáles son las características que comparten estos cuentos?
— Bueno, por un lado está el cuento popular que siempre es un cuento de reivindicación. Es decir que siempre hay algún personaje que sufre alguna injusticia que posteriormente será reparada, o un pobre que logra casarse con la hija del rey. Son cuentos reparadores, como nuestro cuento criollo. Lo que específicamente comparten estos cuentos de Perrault es que él ironiza y convierte a estos personajes tradicionales en miembros de la corte del rey. Aparecen figuras como la del burgués enriquecido, como es Barba Azul, aparecen elementos que hablan del sometimiento de la mujer, pero también otros que sugieren una posible liberación... En fin, le agrega un plus algo más socarrón, que enriquece las historias.
La nota de presentación de la colección y el reportaje a Graciela Montes pueden leerse completos en la edición virtual del periódico Página/12 del domingo 17 de octubre de 1999 en esta dirección: http://www.pagina12.com.ar/1999/99-10/99-10-17/pag35.htm

Cuando se piensa en cuentos de hadas, inmediatamente llegan a la mente figuras de hermosas princesas, príncipes encantados, ogros, brujas y tantos otros personajes... Charles Perrault es responsable de que muchas de las historias, que tienen a esos seres como protagonistas, hayan llegado a nuestros oídos.
Perrault nació en París, Francia, el 12 de enero de 1628. Después de trabajar algún tiempo como abogado, comenzó a dedicarse a la literatura y se transformó en uno de los referentes más importantes de su tiempo y de la historia de las letras.
A pesar de que también escribió para los adultos, sus cuentos de hadas fueron los que hicieron que su figura nunca se olvidara. En realidad, Perrault no inventó la mayoría de sus cuentos sino que le dio formato literario a los relatos que venían de la tradición oral (de la transmisión boca a boca). Su objetivo fue hablar sobre las costumbres de su época pero dejando una moraleja. Además, construyó finales felices para sus narraciones, una forma de dar esperanzas a un periodo de la historia en el que no todos estaban contentos.
Gracias a él hoy todavía se conocen historias como "La bella durmiente", "Caperucita roja", "El gato con botas", "Cenicienta" y "Pulgarcito".
Perrault murió el 16 de mayo de 1703. Aunque los valores de la sociedad que él recreaba ya no son los mismos, sus cuentos aún siguen siendo entretenidos y adorados por los chicos de todo el mundo.
Bibliografía:
• La literatura infantil en la educación Básica
• Didáctica de la literatura infantil y juvenil
• Weinschelbaum, Lila L.: Por Siempre el Cuento, editorial: Aique,1997.
• Colaboración del sitio de literatura infantil http://www.leemeuncuento.com.ar/

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